jueves, 21 de mayo de 2009

Soledad Pastorutti

Creo que fue en el 97 que la vi en Feliz Domingo. Saltaba de acá para allá y chacarereaba como nadie lo había hecho. Era un escándalo de bombo y guitarra, el poncho al viento, los pibes abajo descontrolando como si fuese un concierto de otra cosa.

La tenía que ver y así fue como fui al Gran Rex. Fue la noche que estaba el autor de Pilchas Gauchas y ella lo hizo pararse para saludar.

Desde entonces lo único que hizo fue crecer. Hoy es una luz de ideas y candor que tiene en su gente la inspiración.

Desde que te vi ya no me sentí solo. Después de Diego, vos me dijiste que sí.

Será que en las soledades bien llevadas van apareciendo los soles.

Gracias, ídola.