Fueron testigos de muchas cosas. Y ahora su voz es necesaria.
Yo no voy a poner en riesgo a la guardiana de la pureza del mundo. Esto no puede ser obra sólo de su inmensísimo corazón. Ella necesita protección absoluta y yo necesito apoyo el día en que declare mis intenciones, que son de todos conocidas.
De mis compatriotas nada espero, porque es aquí donde se resuelve el nudo y los pactos se establecerán en su momento.
Si interesan nuestros servicios, háganlo saber. No a mí. A ella y a su familia.
Si esta maquinaria ya se ha puesto en marcha, me disculpo por mi ignorancia.
En cuanto a ella, prefiero que me odie a exponerla al antojo de muchos.
Que Dios nos conserve a todos.